martes, 12 de mayo de 2009

El tragar no es comer



TRAGAR.
Soportar o tolerar algo humillante o que disgusta.

El tragar y el comer son acciones que pueden llegar a confundirse por lo que debemos tener cuidado. Y es que cuando decimos que comemos, hay veces que estamos tragando sin saberlo. Por ello me dispongo a realizar un análisis exhaustivo sobre este verbo denominado tragar, para que si en algún momento alguno de vosotros decidís comer no se os atragante el trago.

El tragar se compone por tres fases bien diferenciadas. La primera se basa en insertar en la boca, o cualquier otro conducto en el que se pueda ingerir (sea culo, ano o donut), cualquier elemento externo de una capacidad igual o mayor al tamaño del orificio. Lo cierto es que nos sorprendería la de objetos variopintos que pueden caber en... la boca. Este primer acto no supone nada más que un gesto. Cuando tragamos no tratamos de averiguar que es aquello que viene de fuera, ni tratamos de entender la naturaleza de la acción, simplemente asumimos que se adentra de forma natural.

La segunda fase es lo que llamamos succionar. Esta fase se caracteriza por la falta de crítica, por la falta total de análisis de los sabores y posibles sin sabores que el objeto externo produce. Siempre he pensado que si un factor externo tiene la capacidad de tornarse en interno, debería, como mínimo, valer la pena el cambio. Sin embargo, señores, cuando tragamos nada de eso se produce. Podría ser la mismísima mierda que bien salida de nuestro recto decide volver a nosotros en un salto de alegría, que
no atenderíamos a gustos ni razones. Y es que cuando tragamos no es posible echar la marcha atrás.

La tercera fase es la que mejor define nuestro bien analizado verbo y es el engullir, caracterizado por finalizar el proceso y albergar en nuestro vientre ese intruso malparido. Joder, da incluso rabia decirlo pero cuando tragamos no nos damos cuenta de nada. Damos por finiquitada la acción de la misma manera en que cruzaríamos la meta últimos en los juegos olímpicos. Nadie sabe porque ese hombre ha decidido dedicarse a correr.

Y es que el tragar no es comer, incluso cuando en una película porno el tio dice con voz de macho: ¡traga nena!, no se está dando cuenta de nada. Ese hombre no está disfrutando de la mamada que esa buena mujer de pechos artificialmente rectos le está haciendo. Pero ojo cuando las mujeres dicen: cómemelo entero, hablan de cosa distinta. Y es que las mujeres saben lo que se dicen. Saben cuando imprimir el buen gusto en los momentos importantes.

En definitiva, señores, que de tanto tragar durante tanto tiempo, me ha entrado hambre y me dispongo a comer un poco de crisis, a ver si por fin entiendo qué es lo que está pasando.





Seguidores

Datos personales